martes, 28 de octubre de 2025

Testigos de Jehová y el Año 1975: Análisis de Publicaciones y Discursos 5 Parte (Final)

La Reacción Post-1975: Explicaciones y Responsabilidad

Cuando el año 1975 pasó sin los acontecimientos anticipados, la Watch Tower Society emitió declaraciones en sus publicaciones abordando las expectativas no cumplidas. En La Atalaya del 15 de julio de 1976, la organización declaró: "No es aconsejable que fijemos nuestra vista en una fecha determinada, descuidando las cosas cotidianas que normalmente atenderíamos como cristianos, como las cosas que nosotros y nuestras familias realmente necesitamos". Fundamentalmente, afirmó además que si alguien se había "decepcionado", "no fue la palabra de Dios la que falló o engañó y trajo decepción, sino que... su propia comprensión se basó en premisas erróneas".


Inicialmente, la WTS atribuyó en gran medida la decepción y la "profecía fallida" a sus seguidores, sugiriendo que habían "malinterpretado la Biblia" o desarrollado expectativas "demasiado celosas". Este enfoque trasladó la carga de la responsabilidad de las publicaciones y discursos de la organización a las interpretaciones individuales de los miembros. Sin embargo, un reconocimiento más matizado, aunque todavía indirecto, apareció en La Atalaya del 15 de marzo de 1980. Esta publicación declaró: "Con la aparición del libro Vida Eterna en Libertad de los Hijos de Dios, y sus comentarios sobre cuán apropiado sería que el reinado milenario de Cristo paralelara el séptimo milenio de la existencia del hombre, se despertó una considerable expectativa con respecto al año 1975. Se hicieron declaraciones entonces, y después, enfatizando que esto era solo una posibilidad. Desafortunadamente, sin embargo, junto con tal información cautelar, se publicaron otras declaraciones que implicaban que tal realización de esperanzas para ese año era más una probabilidad que una mera posibilidad. Es de lamentar que estas últimas declaraciones aparentemente eclipsaron las cautelares y contribuyeron a la acumulación de la expectativa ya iniciada". Esta declaración de 1980, aunque no fue una disculpa directa, se describió como una "declaración autorreflexiva que reconoce que el comportamiento de fijar fechas (en el que obviamente participaron y promovieron) es incorrecto".


Tras las importantes consecuencias del fracaso de 1975, incluida la partida de "cientos de miles de Testigos desencantados" , la WT ha adoptado en gran medida una política de evitar la fijación de fechas específicas para "el fin". Este cambio pragmático probablemente fue influenciado por el impacto negativo en las relaciones públicas y la pérdida de miembros. La WTS tiene una larga historia de reinterpretar predicciones no cumplidas, a menudo explicándolas aludiendo a que ocurrieron de forma invisible o que fueron parte de un progresivo "aumento de luz". Esta doctrina sirve como un marco teológico para explicar los ajustes doctrinales y las expectativas no cumplidas sin admitir un error directo en sus afirmaciones proféticas.


La respuesta inicial de la WT al fracaso de 1975, particularmente en La Atalaya del 15 de julio de 1976, trasladó explícitamente la culpa a los miembros individuales por sus "premisas erróneas" y su "exceso de celo". Esta estrategia es fundamental para una organización que afirma ser el "único canal colectivo" de la verdad y la guía divina. Al externalizar la culpa, la WT pudo mantener su percibida infalibilidad y respaldo divino, en lugar de admitir un error fundamental en su propia interpretación, cálculo o comunicación. El posterior "arrepentimiento" más matizado en La Atalaya del 15 de marzo de 1980 , si bien reconocía que sus declaraciones contribuyeron a la acumulación de expectativas, aún evitaba cuidadosamente una disculpa institucional completa por la enseñanza cronológica central o el aliento directo a decisiones que alteraban la vida. Esta redacción calculada demuestra un esfuerzo continuo por controlar la narrativa y preservar la autoridad organizacional, incluso a costa de alienar o culpar a sus propios seguidores devotos.


El ciclo repetido de predicción, fracaso y posterior cambio de culpa (evidente con 1975 y fechas anteriores como 1914, 1925 ) erosiona inevitablemente la confianza entre los miembros, particularmente para aquellos que experimentaron consecuencias negativas directas (ruina financiera, angustia emocional, aislamiento social ). Si bien la doctrina del "aumento de luz" intenta proporcionar una justificación teológica para los cambios doctrinales, el patrón de error institucional y posterior desviación puede conducir a una desilusión generalizada y a la partida de la organización.


El cambio de la WT después de 1975 de la fijación de fechas explícitas es una respuesta pragmática a esta erosión de la confianza y a la grave "pesadilla de relaciones públicas" que causó. Esto indica que, si bien la organización busca mantener el control sobre su narrativa y las creencias de sus miembros, también adapta sus estrategias en respuesta a fallas significativas para evitar una mayor disminución de miembros y asegurar su viabilidad a largo plazo. Esta adaptación, sin embargo, también refuerza implícitamente la centralización de la autoridad y reduce la autonomía de los miembros individuales para interpretar las profecías, ya que cualquier desviación de la "luz" actual "oficial" (y en evolución) puede considerarse una "premisa errónea".


A continuación, se presenta una tabla que detalla las respuestas oficiales de la Watch Tower Society después de 1975:



Tabla 2: Respuestas Oficiales de la Watch Tower Society Post-1975 (1976-1980)


Publicación y Fecha

Explicación/Reconocimiento Clave

ID de Snippet(s)

The Watchtower, 15 de julio de 1976

"No es aconsejable que fijemos nuestra vista en una fecha determinada, descuidando las cosas cotidianas que normalmente atenderíamos como cristianos, como las cosas que nosotros y nuestras familias realmente necesitamos."


The Watchtower, 15 de julio de 1976

"Si alguien se ha decepcionado por no seguir esta línea de pensamiento, ahora debe concentrarse en ajustar su punto de vista, viendo que no fue la palabra de Dios la que falló o engañó y trajo decepción, sino que... su propia comprensión se basó en premisas erróneas."


The Watchtower, 15 de marzo de 1980

"Con la aparición del libro Vida Eterna en Libertad de los Hijos de Dios... se despertó una considerable expectativa con respecto al año 1975... Es de lamentar que estas últimas declaraciones aparentemente eclipsaron las cautelares y contribuyeron a la acumulación de la expectativa ya iniciada."



Conclusión: Legado y Reflexiones

La Watch Tower Society, a través de su publicación "Vida Eterna en Libertad de los Hijos de Dios" (1966) y artículos posteriores en La Atalaya y ¡Despertad! (1966-1974), enseñó claramente que 1975 marcaba el fin de 6.000 años de existencia humana. Esto se presentó como un cálculo cronológicamente "confiable". Si bien se empleó un lenguaje matizado sobre la "conveniencia" y la "posibilidad", el tono general y las exhortaciones específicas (por ejemplo, en Ministerio del Reino) implicaban fuertemente que 1975 daría paso al "séptimo período de mil años", el reinado milenario de Cristo y un "período sabático de descanso y liberación", lo que generó una inmensa anticipación.


Estas enseñanzas tuvieron un impacto profundo y duradero en la vida de muchos Testigos de Jehová, llevándolos a hacer sacrificios personales significativos, incluida la venta de hogares, el aplazamiento del matrimonio y los hijos, y el descuido de carreras seculares, todo en preparación para el fin anticipado. El fracaso de estas predicciones resultó en una decepción generalizada y una pérdida sustancial de miembros.


El evento de 1975 no es un incidente aislado, sino que encaja en un patrón más amplio y bien documentado de predicciones no cumplidas por parte de la Watch Tower Society, que se remonta a sus primeros días a finales del siglo XIX y principios del XX (por ejemplo, 1874, 1914, 1925). La respuesta constante de la WT a estos fracasos —inicialmente culpando a los miembros por "exceso de celo" o "premisas erróneas" , luego expresando "pesar" por sus propias probabilidades "implícitas" , y reinterpretando los eventos a través de la doctrina del "aumento de luz" — resalta sus métodos establecidos para gestionar las decepciones proféticas y mantener la autoridad y continuidad institucional frente a la desconfirmación empírica.


Las consecuencias del fracaso de 1975 y la gestión estratégica de la WT de la situación, en última instancia, fortalecieron el control centralizado de la organización sobre la doctrina y la interpretación. Al culpar inicialmente a los miembros por sus "premisas erróneas" y luego reconocer solo que sus declaraciones contribuyeron a una expectativa ya iniciada , la WT evitó la plena responsabilidad institucional por la predicción fallida. Esto permitió al Cuerpo Gobernante reforzar su control sobre lo que constituye la "verdad" y cómo debe entenderse, desalentando la "especulación individual" que podría llevar a decepciones similares. Las purgas internas, como la renuncia forzada de Raymond Franz , solidificaron aún más el control de la autoridad central. Este resultado, paradójicamente, fortaleció el papel del Cuerpo Gobernante como el único intérprete autorizado de las escrituras y la profecía, reduciendo el espacio para el pensamiento o la interpretación independiente entre la base, y asegurando que la "luz" futura emanaría únicamente de la cúpula.


La WT utiliza consistentemente la urgencia escatológica —la creencia de que "el fin está cerca"— como un motivador principal para la actividad, el crecimiento y el sacrificio personal de los miembros. Esta urgencia impulsa el proselitismo y la dedicación. Sin embargo, el fracaso repetido de predicciones basadas en fechas específicas, especialmente la de 1975, crea un desafío significativo para esta estrategia motivacional y para la credibilidad de la organización.

En respuesta, la WT ha demostrado una adaptación pragmática: si bien la creencia subyacente en un fin inminente persiste, la organización ha evitado en gran medida establecer fechas explícitas. En su lugar, ahora emplea un lenguaje más ambiguo, junto con mecanismos teológicos como el "aumento de luz" y la estrategia de cambio de culpa. Esta tensión continua entre el imperativo teológico de proclamar un fin urgente y la necesidad práctica de evitar fracasos que desacrediten la organización, moldea la evolución doctrinal y las estrategias de comunicación de la organización. Representa un acto de equilibrio continuo entre mantener un alto nivel de urgencia para motivar a los seguidores y el imperativo de la supervivencia y el crecimiento institucional frente a expectativas no cumplidas, lo que refleja un sofisticado proceso de aprendizaje organizacional en la gestión de las decepciones proféticas.


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